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Lo que está a medias, 
    se volverá entero.
Lo que es torcido, 
    se hará recto.
Lo que está vacío, 
    se volverá lleno.
Lo que es viejo, 
    se volverá nuevo.
Quien tiene poco, 
    recibirá.
A quien tiene mucho, 
    se le despojará.

Así también el llamado:
  Abarca lo uno y es el modelo del mundo.
  No quiere él mismo brillar, por eso está iluminado.
  No quiere él mismo ser nada, por eso se vuelve magnífico.
  No se jacta de sí mismo, por eso lleva a término las obras.
  No se da importancia a sí mismo y por eso acaba ensalzado.
Pues con quien no lucha,
  con ese no puede luchar nadie en el mundo.

Lo que decían los antiguos de que
    "Lo que está a medias, habrá de llenarse",
  desde luego no es palabra vacía.
Bajo ella queda comprendida toda verdadera perfección.



Trozo a favor del Futuro y contra razón. Es una proclamación del cumplimiento, del fin, de la muerte.

"Lo que está a medias, se volverá entero". A esto se le puede contestar: lo que está a medias, ya es entero. Lo que es entero, está sólo a medias.

El párrafo del llamado, pues ya se ve que no es más que la retahíla habitual donde se recomienda la modestia y la firmeza (o sea, la idiotez) para llegar a cumplir. El llamado es siempre el llamado a obedecer: "Abarca lo uno" (lo que es lo que es; la idiotez) "y es el modelo del mundo": o sea, es la tele.