Las palabras verdaderas no son bonitas; las palabras bonitas no son verdaderas. La virtud no persuade; la persuasión no es virtuosa. El sabio no es culto; el culto no es sabio. El llamado no acumula ninguna posesión. Cuanto más hace para otros, más posee. Cuanto más da para otros, más tiene. Sentido del cielo es proveer sin hacer daño. Sentido del elegido es obrar sin pelear.
Quizá en el primer párrafo esté hablando el sentido y el resto sea la consabida asimilación de esto. Desde luego que no se puede decir que las palabras verdaderas, los ataques a las mentiras, sean palabras bonitas: son tajantes y son desilusionantes. Y lo de que la virtud no persuada, se podría decir con palabras de hoy como que: "la virtud no tiene éssito". Pero, ¿y si queremos encontrar una palabra más de hoy para la anticuada 'virtud'?
Después sigue la cosa hablando ya del "sabio", "del que sabe" y se dice que no es culto (más a lo actual se podría decir que "no está formado"). Esto ya va contra el sentido, porque los que saben no son otros que los formados; los espertos. Así es como está montada (en falso) la Realidad. Lo otro es mantener la fe en que por ahí hay sabios de verdad que no están creados por el Dinero.
De ahí, de mantener la fe en el sabio, ya es normal que se pase a hablar una vez más de esos "llamados": modestos, humildes, pero que a la chita callando, saben y actúan.