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Los antiguos eran habilidosos en gobernar según el sentido,
    no ilustrando al pueblo, 
        sino porque lo mantenían necio.
Que el pueblo sea difícil de guiar,
    viene de que sabe demasiado.

Por eso:
Quien guía el Estado con el saber,
    es el ladrón del Estado.
Quien guía el Estado no con el saber,
    es la dicha del Estado.
Quien sabe estas dos cosas,
    ese tiene un ideal.
La vida retirada es
    reconocer siempre este ideal.
La vida retirada es 
    profunda, 
    con miras lejanas,
    diferente a cualquier cosa,
pero al final produce el gran resultado.
   


Quizá el primer párrafo pueda, suelto, tener un sentido, al despreciar el saber y recomendar la necedad (o sea, no saber), aunque todo el camino que sigue el trozo lleva al desastre de recomendar (de saber, por tanto) un tipo de vida, la vida retirada, que se dice que es distinta a cualquier cosa y que, cómo no, da al final el gran resultado: la gloria, el Futuro, la felicidad: Habría que decir que es "el gran saber" el que lleva al "gran acierto" para burlarse en lo posible de la cosa.