El que practica el no actuar se ocupa en la desocupación. Le toma gusto a lo que no gusta: Ve lo grande en lo pequeño y lo mucho en lo poco. Ése corresponde al odio con vida. ¡Planea lo difícil en aquéllo que todavía es fácil! ¡Haz lo grande allí donde todavía es pequeño! Todo lo pesado de la tierra empieza siempre como ligero. Todo lo grande en la tierra empieza siempre como pequeño. Por eso: El llamado nunca hace nada grande y así puede terminar sus grandes acciones. Quien promete fácilmente es raro ciertamente que mantenga la palabra. Quien toma mucho fácilmente tiene ciertamente muchas dificultades. Por eso: El llamado le da vueltas a las dificultades, así nunca tiene dificultades.
La primera frase se siente como una lanza aguda del sentido contra la Realidad. En particular, contra lo que a veces se dice de que ir en contra, que decir NO, no hace nada. Si tomamos la primera frase en esta otra posible traducción:
"Quien acostumbra a no meterse en el ajo, ése se ocupa en la liberación de la ocupación."
se ve que cada miembro de esta frase tiene una contradicción en sí y su enlace es a su vez otra contradicción. Puede entenderse, además, en los dos sentidos:
- El que no hace, entonces se ocupa en la desocupación.
y también:
- Para no hacer (para no meterse en el ajo), no hay más remedio que ocuparse en la liberación de la ocupación, o sea, en luchar contra la imposición del trabajo -del Futuro- que nos cae encima para que no estemos sueltos. Sin esa lucha, está el sometimiento, que nos viene dado.
El resto del trozo es la asimilación de eso, reconvirtiéndolo como de costumbre en una recomendación de moderación, de prudencia y de previsión.
Lo que en los trozos en los que habla el sentido se dice claramente de que lo duro, lo hecho, lo fuerte, está cerca de la muerte, que es la muerte, aquí se ensalza, aunque sea al pedir la atención y la protección de lo pequeño: se pide porque realmente lo grande sale de lo pequeño; o sea, no despreciar lo pequeño porque de ahí vendrá lo grande, que en definitiva es el objetivo. No es más que la recomendación del negociante de que "la peseta guarda el duro".