Querer guardar algo y además querer llenarlo tanto que desborde: Eso es trabajo perdido. Querer utilizar algo y además querer tenerlo siempre afilado: Eso no puede mantenerse por mucho rato. Una sala repleta de oro y piedras preciosas no la puede defender nadie. Ser rico y distinguido y para ello altanero: Eso atrae hacia uno la desdicha. Si está terminado el trabajo, entonces retirarse: Éste es el sentido del cielo.
Unos avisos contra guardar. El uso, el goce, está contra la preparación y el cuidado. Nada bueno puede dejar de desbordarse. Lo bueno no hay quien lo guarde.
Sólo la última frase es contra el sentido, con su empeño en el trabajo y en terminarlo: No quiere sentir que no hay nada que hacer y que lo que se hace no está nunca terminado. Ya en otro sitio advertimos que en esta frase, se oye, sin embargo, cierta parte negativa (o sea, buena): la que nos avisa de no persistir en lo muerto.