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Salir es vida, entrar es muerte.

Acompañantes de la vida, hay tres entre diez.
Acompañantes de la muerte, hay tres entre diez.
Hombres que viven y que además se mueven hacia
  el sitio de la muerte, hay también tres entre diez.
¿Cuál es la razón de esto?
Que quieren producir su ascensión en la vida.

A veces he oído que quien sabe conducir bien la vida,
  camina por la tierra sin tropezar con rinoceronte ni tigre.
Anda entre un ejército y no evita ni armaduras ni armas.
El rinoceronte no encuentra nada en donde meter su cuerno.
El tigre no encuentra nada a lo que clavar sus garras.
El arma no encuentra nada que pueda recibir su filo.
¿Por qué es esto?
    Porque no tiene ningún sitio de muerte.



Trozo ciertamente sentencioso que, a pesar de que habla de cómo conducirse bien en la vida, no me parece desdeñable del todo, por las comparaciones y las imágenes llamativas que tiene (p.ej. "acompañantes de la muerte", da que pensar).

Parece que uno quiere ver en su última frase una declaración contra la muerte en general (y no sólo del que sabe conducirse en la vida): que no haya ningún sitio para la muerte. Que no haya engaño para que no haya desengaño.